lunes, 18 de marzo de 2019

Obituario de Enrique Arnaldo a José Pedro Pérez-Llorca



El letrado de las Cortes Generales y catedrático de Derecho Constitucional por la Universidad Rey Juan Carlos, Enrique Arnaldo Alcubilla, dedica un obituario, en el diario de La Ley Nº 9374, sección crónica del 11 de marzo de 2019, a 'José Pedro Pérez-Llorca. Hombre de Estado, amigo y maestro'.

José Pedro se nos ha ido discretamente en la madrugada del miércoles de ceniza, cuando en su Cádiz natal ponían término al Carnaval. José Pedro se nos ha ido sin hace el menor ruido, repentina y abruptamente, sin tiempo para despedirnos. Es cierto que a José Pedro le espantaba el ruido tanto como la ira, la crispación, el engaño, la demagogia o la mala educación. Y quizás por su afición a la conversación sosegada y a escuchar, ha preferido marcharse en silencio.

Probablemente la España que José Pedro contribuyó -de forma decisiva- a construir nunca volverá o nunca la dejarán volver tantos destructores de la concordia que han anidado entre los dirigentes. Y seguramente ese escepticismo que caló en José Pedro le hizo volver a refugiarse en su siempre bien cultivada ironía para no tener que admitir que, ciertamente, más que escepticismo estaba cercado por el peor pesimismo ante una realidad inhóspita y pervertida por unos actores adoradores de la discordia, de los disensos y de las rupturas.

Proveniente de la izquierda en la Universidad fue fundador y actor principal del centro-centro de la UCD para recalar en el centro-derecha heredero de los principios y valores que defendió en el partido de Adolfo Suárez, en los Ministerios de que fue titular, en la portavocía en el Congreso de los Diputados, y, por encima de cualquier otra encomienda, como ponente constitucional.

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Un hombre de Estado, al servicio del Estado. Que fácil sumarse ahora a los elogios, José Pedro, cuando no pocos de los que lo hacen pisotean o ningunean tu legado, ni mas ni menos que la Constitución que construiste como obra intemporal de la España integradora e integrada que ansiaba el pueblo español. Te has ido doliéndote España, contemplando que unos pocos quieren arruinar la España de todos. Nos hemos quedado un poco más huérfanos pues voces como la tuya -es verdad que tu timbre no tenía ya la potencia de tu etapa de “Zorro plateado”- son escasas, pero cada vez más imprescindibles. Tenías legitimidad y tenías conocimiento.

Estoy aun impresionado, José Pedro. He de confesarte mi admiración y sobre todo agradecerte tu magisterio. Éramos compañeros Letrados de las Cortes Generales y eso nos ligaba, pero siempre me sentí tu discípulo A nuestros almuerzos siempre acudía temprano, para no perderme nada, para disfrutar de lo que contabas, de lo me que respondías (ya sabes que soy preguntón sin remedio). Me hubiera gustado tomar nota o llevar una grabadora. Descuida que no lo hice. Leí hace unos días una frase de un biógrafo de Stefan Zweig: “quien se consagró a la idea europea, a una Europa culturalmente unida”. Me sirve también para recordarte. Ahora bien -si me permites- creo que te consagraste a la idea europea, por supuesto, pero sobre todo a la idea del Derecho, de la supremacía del Derecho, que es el único que nos puede hacer libres e iguales.

Te has ido, José Pedro, y estoy conmocionado -por supuesto tus Cármenes, tu Pedro, tus nietos- pero me siento privilegiado por un regalo que me hiciste. El año pasado fue un sin parar, de acto en acto en homenaje a nuestra adorada (y, repito, por no pocos maltratada) Constitución. En todas partes te requerían, y fuiste..., escribiste… y hablaste. La última vez, por cierto, el pasado diciembre en el Tribunal Constitucional al presentar los Comentarios a la Constitución Española que editó la Fundación Wolters Kluwer y en donde te di el que iba a ser mi último abrazo. El privilegio del que te hablo se desarrolló en la nueva sede de tu despacho (Pérez Llorca Abogados) en la que me hiciste de orgulloso Cicerone por la biblioteca, las salas y despachos. Fue a finales de octubre de 2018. No me podías decir que no, pero estabas desbordado. Yo dirigía un libro que titulamos “40 años de la Constitución Española: Protagonistas de la Justicia”. Te pedí un artículo sobre el debate y la razón de ser de los contenidos de los Títulos VI y IX y del artículo 24… Me pediste árnica y lo transformamos en una entrevista en una de las modernísimas salas de tu despacho (bueno, siempre decías que el emprendedor de la nueva etapa era tu hijo Pedro). Fuiste más bien parco en las respuestas, pero me volviste a enseñar tantas cosas…. La entrevista la titulé “La fuerte opción por el Estado de Derecho”. Así comenzaba “en la vida se nos presenta la oportunidad, al menos de vez en cuando, de alcanzar alguno de los calificados como lujos materiales que, ciertamente, resultan casi siempre efímeros o evanescentes. Cuando se cruza en nuestro camino uno de los que calificamos de lujos espirituales, su fuerza los dota de vocación de permanencia en cuanto son, en sí mismos, enriquecedores, además de imperecederos. Pasar un par de horas de charla con José Pedro Pérez-Llorca constituye uno de esos lujos del espíritu, que se marca en la retina de lo inolvidable.”

Un grandísimo abrazo José Pedro. Permanecerás por siempre en mi corazón. Y en el de nuestro común amigo, Gabi Cisneros.